jueves, 25 de junio de 2009

Variaciones del castellano

Los idiomas evolucionan, no desevolucionan. Se mejoran, no se desmoronan. Se adaptan. El inglés de hoy no es el mismo de hace 50 años, ni el de hace 5 meses. El castellano, que en el mundo esta tan extendido, es hablado de distinta manera por distintas personas. Esto se debe a que en cada región del mundo el idioma va cambiando poco a poco y hacia distintas direcciones. Va ganando palabras mientras que otras caen en desuso, va cambiando su estructura gramatical, etc.

Los idiomas impuestos en países que alguna vez fueron colonizados, caso del castellano, interactuan con culturas y lenguajes distintos y autóctonos. El lenguaje foraneo en tierra nueva, al igual que en su tierra natal, es modificado. En el Perú, el castellano ha tomado palabras del quechua y otros idiomas, ha creado sus definiciones y acepciones propias para palabras ya existentes, ha creado sus palabras propias y nuevas, ha cambiado su pronunciación, se ha mezclado con la cultura andina, etc.

Esta evolución sigue su curso natural. Mientras que yo digo "el peluche de Juana", hay quien puede decir "su peluche de Juana", o "de Juana su peluche". Para algunos será difícil de aceptar; sin embargo, las tres maneras de refererirse al mismo objeto son perfectamente correctas. La función del lenguaje es transmitir información y los tres ejemplos cumplen la condición perfectamente. Con el tiempo, el lenguaje se transforma en un elemento cultural. Restarle valía a las distintas maneras de expresarse que conviven en un mismo país es restarle valía a los procesos culturales que las transforman y crean.

Por desgracia, la opinión general decreta que existe una manera "correcta" de hablar y expresarse, y que por otro lado, las variaciones, son "incorrectas". Muchas veces se cree que lo que dictamina la RAE es lo correcto, se cree que la variación del castellano que hablan las clases medias y altas (cabe resaltar que esta también es una variación del castellano) puede establecer un estándar de lo que está bien, y que lo que no se asemeja o trata de asemejarse a este castellano "estándar" se aleja de lo que es correcto.

Olvidamos que la RAE es una institución del extranjero (es decir, directamente ajena a nuestros procesos y cambios culturales internos), olvidamos que las clases altas de Lima no utilizan más que otra variante del castellano (tan correcta como la que es hablada por los habitante de cualquier región del Perú), olvidamos que las lenguas varían con el tiempo. Lo que sí no olvidamos es el desprecio hacia lo autóctono. ¿Por qué no nos podemos enorgullecer de las variaciones del castellano que manejan los peruanos?¿Por qué somos tan buenos corrigiendo (rechazando) y tan torpes acogiendo (amando)?

Aquí, la primera parte de un video didáctico que acompaña al libro de Jorge Pérez Silva "Los castellanos del Perú". Este video está hecho para ser reproducido en las escuelas.



Estos links llevan a la 2da, 3ra y 4ta (créditos) parte del video, respectivamente.
2da parte ; 3ra parte ; 4ta parte
Por cierto, gracias YouTube.

jueves, 18 de junio de 2009

Polvos azules, polvos de Lima, ¿míos también?

Al regresar a mi casa en combi (la S), prestaba más atención que nunca (y con increíble profundidad) a todos aquellos detalles de la sociedad que siempre se toman con toda la naturalidad del mundo, que no sorpreden a uno, y que son los detalles de los que esta compuesta la realidad. Desde cómo la cobradora llamaba a los pasajeros, cómo se sentía su fuerte subordinación al chofer, el ambiente oscuro de la combi, la música cumbia a un fuerte volúmen, la sensación de que tu vida esta en manos de un chofer que puede no tener licencia de conducir (y que le gusta hacer carreras, e ir rapido, y jugar los juegos peligrosos en el tránsito con muchos pasajeros adentro, incluyéndome), la imagen de una vendedora de golosinas y cigarros (para mayores y menores, o menores y mayores) en la esquina de Sucre con La Marina, su rostro que expresaba toda la normalidad del mundo mientras a su alrededor crecían las sombras de una noche cuyos personajes violentos a mí me aterran, y muchos más ejemplos de pequeñas cosas que mediante la costumbre hacen del hombre un hombre de su sociedad.

Para seguir leyendo hemos de comprender primero mi punto de vista. No me siento ajeno ni poco relacionado con la cultura popular limeña, pero no me siento como un miembro de ella. Estudio en la universidad católica, donde me ubican en la escala 5 de pensiones (la más alta) por mi proveniencia socioeconómica; escucho al grupo 5 en el micro (sistema de transporte que utilizo desde 3ero de secundaria) y a Beethoven, Korsakov y Mahler en mi casa. Mi piel es de un tono más claro que el del promedio de peruano, y si fuera a un pueblo de la sierra, probablemente sería el "gringo". Me siento bien peruano, y orgulloso de serlo, pero le temo un poco a lo popular, a la cultura del micro, a los reggaetoneros y a la muerte en una tierra que no es mía.

Tal vez, siento como si los peruanos estuvieran tomando el Perú, y en el Perú de aquellos peruanos, yo soy un extranjero, un representante de un mundo distinto, un ser del cual desconfiar, porque (tal vez) represento al blanco, al hijo del blanco, al que es un abusivo, y es un flojo, y en el Perú de los verdaderos peruanos, el "gringo" no ha de existir.

Todos estos pensamientos se me arremolinan en la cabeza porque en la universidad me ha sido inevitable chocarme con un mundo distinto al que era mio, y estudiar la realidad social e histórica de un país tan dolido como mi Perú y, también inevitable, darme cuenta de que todos somos (por lo tanto, yo soy) piezas activas en el proceso de integración y desintegración que sufrimos a cada momento.

Escribo este texto para poder manifestar mis sentimientos respecto a realidades que estoy experimentando, viviendo e investigando. Ya en mi curso de sociología presentaré mis hallazgos más objetivos respecto a los movimientos de gente, dinero, y otras cosas que se perciben y encuentran en Polvos Azules (probablemente, también lo haga en esta página, pero eso será en otro escrito, en otro momento).

Cuando de 15 o 14 años iba a polvos azules con mi papá, me sentía un poco intimidado. Sentía que la gente en general trataba a mi padre con respeto, como si fuera un "señor", y yo, me sentía el hijo del señor. Tal vez mientras mi padre avanzaba por los pasillos rapidamente y yo hacia todo lo posible por seguirlo, y lo perdía por momentos, y me perdía en el mar de gente, me entraba el pánico de tener que enfrentarme a una realidad a la que no me adapto bien. Hoy, fui a polvos azules sin un adulto por primera vez. Fui con 2 amigos para hacer una pequeña investigación. Hoy por primera vez sentí a polvos como una gran extensión comercial de una combi. Nos podían asaltar (no es una zona muy segura), y aquella sensación de tensión normal pero constante y notable guardaba cierta similitud a la que uno tiene cuando teme por su vida en el último asiento de una combi en carrera. La informalidad y espontaneidad, pero aún así eficiencia, con la que se organizan las cosas en polvos hace recordar a la manera en la que el tranporte público siempre te recoge donde quieres, siempre te deja donde quieres, y siempre pasa durante todo el día, a pesar de que viole muchas reglas de tránsito y esté temporal y físicamente muy desorganizado.

Después me vino a la cabeza el pensamiento de que no era verdad que polvos azules fuese una gran combi, sino que era probable que las combis fueran pequeños polvos azules, y polvos azules fuera, de la misma manera, una pequeña muestra de una cultura nueva de la ciudad, de un rostro nuevo de Lima. Había leído de este rostro en un texto de Matos Mar, lo había comparado con citas de Anibal Quijano, había estudiado objetivamente la inmigración a Lima desde provincia durante la segunda mitad del siglo XX (con Jürgen Golte y Norma Adams), sabía de las grandes brechas sociales del país, y aún habiendo leído de esta realidad, me fue difícil comprender esta sensación de ser elemento exterior de una cultura que se gestaba en mi propia ciudad, cultura con la cual me relaciono, pero a la que también siento no pertenecer. Es distinto estudiar la sociedad que vivirla, y vivirla es muy valioso.

En el micro de regreso de polvos azules, le pregunté a mi amiga: ¿y estabas nerviosa porque nos pudieran robar?, a lo que ella me respondió: Estaba nerviosa por ustedes.

Me quedé pensando. Mi amiga vive en un distrito más popular que el mio (menos "pituco"), en una calle donde, según ella, es frecuente observar 1 asalto a la semana; ella también sabe que son sus vecinos mismos los que cometen los delitos (no los conoce por nombres, pero los identifica como gente de su barrio). Yo, para bien o para mal, vivo en Miraflores. Cerca del edificio en donde vivo hay siempre serenazgos y se percibe un ambiente muy seguro; los asaltos son extraños. Esta diferencia se hizo manifiesta en las tensiones y la sensación de extrañeza que yo sentía al estar en polvos azules (lugar que me agrada, ciertamente, pero al cual le guardo cierto temor), en comparación con los sentimientos de ella, quién se sentía en un ambiente mucho más relajado y percibía las inmediaciones como un entorno más natural.

Todo esto me hizo pensar. Estos polvos azules, estos micros, esta gente distinta a mi y a mi familia, pero que es gente con la cual vivo, formo lazos y me relaciono, ¿qué podrá pensar de mi? ¿Me considerarán uno más? un poco extraño?¿Me considerarán un pituquito de Miraflores? Mi piel no me hace blanco, no me hace serrano... ¿Qué soy? Se podrían generalizar mis temores a niveles de cultura y sociedad nacionales, con preguntas como ¿qué curso esta tomando la historia social del Perú?¿Qué será de aquí a 20 años con la idea del cholo, el blanco y el mestizo? Estos polvos azules que se me presentan tan importantes y representativos de la ciudad y del rumbo de la cultura peruana, ¿son mis polvoz azules también?

martes, 16 de junio de 2009

Comentario sobre el capítulo 3 de "Nos habiamos choleado tanto"

En el capítulo 3 del libro "Nos habíamos choleado tanto" de Jorge Bruce se trata, de manera lúcida y desde un punto de vista pocas veces expresado en esta materia (el del anális psicológico), el tema del racismo y su relación con la idea que el pueblo peruano, más específicamente el limeño, tiene sobre la belleza.

El autor habla sobre la necesidad de la toma de conciencia por parte de los dueños de los grandes almacenes y de los medios masivos de publicidad. La publicidad muestra, en su mayoría, modelos que no se asemejan físicamente a la mayor parte de los peruanos. Se pide una "evolución conceptual", y se recalca su importancia en un país tan fracturado como el Perú.

Desarrolla cómo los publicistas justifican el marketing que muestra a modelos no-representativos mediante lo que ellos denominan lo "aspiracional"; es decir, que el cliente aspira a alcanzar cierto modelo de vida (más bello, más completo, más integro), y que este modelo es encarnado por gente blanca y no representativa del peruano.

Recurriendo a varios ejemplos ilustrativos y actuales, y a un lenguaje técnico pero manejable, nos permite ver dimensiones del racismo que muchas veces se atenúan o pierden en la generalización o la simplifiación del problema. Este libro es un referente importante para entender el racismo en el caso particular del Perú, y para poder observar conductas racistas que parecen naturales, pero que no lo son.

Escrito por Diego García y Diana Cribilleros

domingo, 7 de junio de 2009

Cd-key Diablo II: Lord of destruction (expansion)

He visto que en muchas paginas web quieren vender este Cd-key. Bueno, aquí esta, y gratis.

I've seen that in many web pages people is trying to sell this Cd-key. Well, here you have it. Free.

6PNP-D7PG-HZ8M-PZNP

viernes, 5 de junio de 2009

Sobre los siniestros



El otro día salí de la universidad con un amigo. Tomamos el mismo bus mientras conversabamos sobre variados temas. De pronto, surgió el tema de probar cosas nuevas. Él me dijo que para mi, que era zurdo, una cosa nueva sería tratar de escribir con la derecha. Siguió hablando. Dijo que era una pena que yo fuera zurdo, ya que estaba científicamente comprobado que los zurdos vivían menos tiempo que los diestros. Yo sencillamente lo escuchaba. Dijo que las investigaciones aseguraban que los zurdos no eramos zurdos por tener el hemisferio derecho más desarrollado, sino por tener el izquerdo infra-desarrollado. Me dijo que no era algo que yo hubiera escogido, y que no me preocupara, no era poco probable que yo fuera a vivir más que él, porque "aunque sea(s) zurdo", a él le podría suceder algún accidente.

No dije nada. No pensé que hubiera gente que realmente creyera en esas cosas. Hoy, en mi noche libre, me dediqué a leer un poco sobre el tema.

He sido zurdo toda mi vida, y jamás he tenido problemas en relación a eso. En bastantes casos me ha hecho sentir muy bien y muy original; es como ser parte de un gran club. Bastantes veces me han parecido ridículas las "tazas para zurdos", o los "lapiceros para zurdos" (las tijeras para zurdos, en cambio, son una ayuda no despreciable, pero tampoco imprescindible), así como algunos mitos que en la cultura occidental son populares sobre nosotros. No me es más cómodo leer al revez, no siento como si el mundo estuviera hacia el lado equivocado (un inglés diestro que conduce por la izquierda, como es ley en Inglaterra, no siente todo el día que el mundo esta al revez), no soy torpe en relación a circunstancias cotidianas (en efecto, tengo una gran destreza física y espacial, y un pensamiento lógico bien desarrollado), no me siento "diferente" todo el tiempo (y cuando me siento asi, es por orgullo), ver la hora en un reloj de manecillas no me es incómodo, no tengo ningún problema abriendo latas, etc.

Aquel mito, acaso un poco más extremo y para algunos hiriente, de que los zurdos vivimos menos tiempo que los diestros (entre 4 y 9 años menos, dicen) proviene del análisis de una estadística que en un principio parece incontrovertible, pero que en verdad responde a situaciones históricas y sociales. 13% de las personas que tienen entre 15 y 24 años son zurdas. Entre las muestras de mayor edad, la población de zurdos es menor; a los 60 años, aproximadamente 4%, y a los 80 años, el 1%. El primer análisis nos indicaría que los zurdos tenemos mayor tendencia a morir jovenes, mas hay que considerar que a lo largo de la historia y en la sociedad más tradicional, ser zurdo ha sido siempre mal visto. Muchas veces se ha considerado como un "problema" que se tiene que corregir. Por lo tanto, no es que entre las personas mayores haya realmente menos zurdos que entre los menores, sino que entre los mayores hay mucha mayor probabilidad de haber sido reeducados para comportarse como diestros, o en ultima instancia, para ocultar el hecho de que son zurdos.

De la misma manera, se pueden dejar sin fundamento varios otros mitos sobre los míos. Entre mis pocas conclusiones de la pequeña investigación de esta noche resaltan 2 ideas: con el tiempo, está empezando a parecer que la única diferencia entre zurdos y diestros es que unos lo hacen con la izquierda y los otros con la derecha; y segundo (y mucho más personal), que sencillamente me encanta ser uno de los siniestros que lo hacen con la izquierda.

Datos a considerar:
Aproximadamente el 12% de la población mundial es zurda. Esta población esta distribuida casi homogéneamente a lo largo de todo el globo y todas las culturas. En las ultimas decadas, ha existido una tendencia a la alza en el porcentaje de zurdos del mundo, que va de la mano con la caída de los mitos que se han tenido tradicionalmente sobre ellos. Antiguamente, los zurdos eran reeducados para escribir como diestros, y se asociaba lo zurdo con lo demoniaco, y a la izquierda con lo incorrecto. El día de los zurdos es el 13 de agosto. Al subir a un carro, no siento que la llave debería estar para el otro lado ni que los caños se deberían cerrar en antihorario.